sábado, 22 de marzo de 2008

En el imperio Romano

Durante los largos siglos que duró el Imperio Romano, la mujer se encontraba en una tutela permanente de su padre o de su marido; no podía -sin consentimiento previo de su tutor - escoger a su futuro esposo o contraer matrimonio, ni disponer de sus bienes, ni testar, ni ejercer cualquier otra actividad relacionados con estos; el educarla se consideraba algo inútil, lo único que le estaba permitido, además de tener hijos, era engalanar las fiestas de los hombres y acceder a sus requerimientos, a los que no se podía negar. La participación que tuvieron algunas en los asuntos de estado, fue por causa del azar, de compromisos políticos o de intrigas pasionales.

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