Es deber insoslayable de la comunidad musulmana, tal como lo ordena El Creador, en el Sagrado Corán, “ , “Prescribir el bien y prohibir el mal”. Deber que corresponde por igual a hombre y mujer ; “ los creyentes, hombres y mujeres, se protegen uno al otro. Ellos prescriben lo bueno y prohiben lo que es malo. Ellos observan la oración con regularidad y obedecen a Allah y a Su mensajero. Sobre ellos Allah ha prometido a Sus creyentes, hombres y mujeres, jardines por cuyos bajos fluyen ríos, para habitarlos, y hermosas mansiones dentro de los jardines con eterna bendición” Corán 9:72
La mujer musulmana como compañera que ha sido del hombre, ha dejado huella imborrable en la construcción de la sociedad islámica en todos los ámbitos. Siempre se le ha tenido en cuenta en los asuntos del hogar y de la comunidad. En asuntos importantes, el Profeta habló de ellos con sus esposas y éstas lo aconsejaron. Decisiones de mujeres fueron acatadas y respetadas.
El Sagrado Corán ordena a toda la comunidad islámica, y en especial al hombre, brindar una protección absoluta a la mujer, pero sin desconocer ni vulnerar ninguno de sus derechos. Tal protección, pues, no significa esclavitud ni servidumbre; se le protege para que ella pueda sin ningún peso desarrollarse y buscar su propio bienestar e identidad.
La mujer musulmana siempre ha contado con el derecho a la libre expresión. La historia nos muestra como la mujer expresó libremente sus opiniones, argumentó y participó en serios debates en época del Profeta, con éste y con otros jefes musulmanes. Con entera libertad expresó sus opiniones sobre diversos temas, fuesen estos domésticos o de interés público, algunas se mostraron en desacuerdo con decisiones de los califas y fueron tan razonables y acertados sus argumentos que éstos últimos se vieron precisado a aceptarlos. Nunca se rechazó la opinión de una mujer por el simple hecho de su condición, todo cuanto éstas decían era tomado en consideración y analizado. La sabiduría en sus opiniones era lo que se tenía en cuenta, no su condición sexual.
También nos muestra la historia a mujeres musulmanes participando en la vida pública, manejando asuntos de estado, especialmente en momentos de emergencia, y lo hicieron muy bien. En las guerras, las mujeres fueron un auxiliar valioso para los combatientes, acompañaban a los hombres y se encargaban de los heridos, de preparar los suministros y de otras tareas esenciales, siempre dentro del mayor respeto y sin mancillar su honor. Las mujeres de otros lugares, en esa época cuando se les permitía acompañar a los soldados, era solo para que les brindaran a éstos el sexo, nunca les permitieron realizar labores importantes.
La mujer musulmana como compañera que ha sido del hombre, ha dejado huella imborrable en la construcción de la sociedad islámica en todos los ámbitos. Siempre se le ha tenido en cuenta en los asuntos del hogar y de la comunidad. En asuntos importantes, el Profeta habló de ellos con sus esposas y éstas lo aconsejaron. Decisiones de mujeres fueron acatadas y respetadas.
El Sagrado Corán ordena a toda la comunidad islámica, y en especial al hombre, brindar una protección absoluta a la mujer, pero sin desconocer ni vulnerar ninguno de sus derechos. Tal protección, pues, no significa esclavitud ni servidumbre; se le protege para que ella pueda sin ningún peso desarrollarse y buscar su propio bienestar e identidad.
La mujer musulmana siempre ha contado con el derecho a la libre expresión. La historia nos muestra como la mujer expresó libremente sus opiniones, argumentó y participó en serios debates en época del Profeta, con éste y con otros jefes musulmanes. Con entera libertad expresó sus opiniones sobre diversos temas, fuesen estos domésticos o de interés público, algunas se mostraron en desacuerdo con decisiones de los califas y fueron tan razonables y acertados sus argumentos que éstos últimos se vieron precisado a aceptarlos. Nunca se rechazó la opinión de una mujer por el simple hecho de su condición, todo cuanto éstas decían era tomado en consideración y analizado. La sabiduría en sus opiniones era lo que se tenía en cuenta, no su condición sexual.
También nos muestra la historia a mujeres musulmanes participando en la vida pública, manejando asuntos de estado, especialmente en momentos de emergencia, y lo hicieron muy bien. En las guerras, las mujeres fueron un auxiliar valioso para los combatientes, acompañaban a los hombres y se encargaban de los heridos, de preparar los suministros y de otras tareas esenciales, siempre dentro del mayor respeto y sin mancillar su honor. Las mujeres de otros lugares, en esa época cuando se les permitía acompañar a los soldados, era solo para que les brindaran a éstos el sexo, nunca les permitieron realizar labores importantes.
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